viernes, 25 de mayo de 2012

Yemaya


Yemayá
Por Raquel Atri, Una Sampere y Esther Domínguez
La historia de todas las diosas vive en nuestra psique como un arquetipo. En cada edición encontrarás la historia de una diosa, hoy te presentamos a nuestra madrina: Yemayá.
Yemayá es uno de los 7 poderes africanos, una diosa de gran aceptación popular, cuya sincretización con la Virgen de la Regla facilitó la aceptación del cristianismo entre los cubanos y sudamericanos descendientes de África. Sus símbolos son los barcos, las conchas, las flores y los abanicos, y sus colores son el azul y el blanco. Relacionada con las olas del mar, los crustáceos y criaturas marinas, Yemayá es la diosa que creó el océano, la que ayuda a las mujeres y se relaciona con la Luna femenina, es una imagen que representa fertilidad y creatividad, de sus aguas se origina la vida.
Escogimos a la diosa Yemayá porque nos inspiró y ayudó a dar a luz este proyecto. Siendo así, les entregamos una anécdota que les ayudará a comprenderla mejor.
"Hace un mes, tuve la fortuna de visitar el mar y antes de entrar en él pensé en Yemayá. Cuando me metí al mar lo hice con toda la intención de dejar en él todo lo que me estorbara y yo saliera "limpia" y lista para vivir algo nuevo. No pensé en nada específico, sólo eso. Ese día yo vestía lentes obscuros y un broche que no había querido desechar, aunque ya estaba medio viejo, no deseaba mojarme el cabello sólo quería entrar al mar y salirme después. El oleaje era fuerte, y fue esa energía la que me mojó el cabello y que los lentes y el broche me los arrancara. Después de este suceso, me dí cuenta que lo que me molestaba ese día para disfrutar del agua se había ido, así que me rendí por completo y me dejé llevar por la olas.
Fue maravilloso, entre risa y llanto no sabía que me pasaba, pero hubo un momento en el que las olas estuvieron más calmadas y pude flotar boca arriba, mire al cielo y ahí limpie mi energía. Cuando las olas volvieron a estar fuertes entonces me salí sin mirar al mar. Regresé al hotel y mi día fue diferente. Durante dos semanas no dejé de soñar con este ritual tan purificador".
Yemayá nos enseña que así como las olas van y vienen, pasa lo mismo con nuestros problemas y las oportunidades. Debemos ponernos alerta ante cualquier situación que se nos presente para dejarnos llevar y fluir, así como mantenernos a flote en lo posible para que las olas no nos tomen por sorpresa. Es importante saber que hay cosas que podemos controlar y otras que no. Lo cierto es que Yemayá siempre estará con nosotros.
Si no puedes ir al mar, cierra tus ojos e imagina entrando a él.

Yemayá
Omío Yemaya Omoloddé! Yemaya Ataramawa!
Por Una Sampere www.unapintora.com
Yemayá, Madre de toda la Vida. Cuenta la leyenda que su primer regalo a la humanidad fue una concha marina donde su voz siempre puede ser escuchada. Si colocamos nuestra oreja al interior de sus valvas, Yemayá se hará presente ante nosotros con su "canto", la voz del océano.
Mujer hermosa de pie entre las olas, Sirena, la Madre de Todos, la Fuente de las Aguas y de toda la Vida en la Tierra. Yemayá es la diosa de la comodidad y la inspiración, cuando se trata de cuidar, sus impulsos son sinceros y reconfortantes.
Diosa compasiva a la que se le invoca para favorecer los nacimientos, el amor, los asuntos domésticos y la curación. Protectora de la familia; como el agua, ella representa la dualidad de cambio y constancia, impulsando la vida, protegiéndola y cambiándola para promover su crecimiento y su evolución.
Del Yoruba Yemòjá (Yeyé: madre - Omo: hijo - Eyá: Peces), Madre cuyos hijos son los Peces. Representada por las olas del mar, cuyo baile se asemeja el movimiento de las mismas es patrona de las aguas, la Luna, los sueños, los grandes secretos, las conchas marinas, la sabiduría ancestral. Yemayá se muestra ante nosotros como la semilla de todas las manifestaciones y la fuente de toda vida. Así como el bebé en gestación nada durante nueve meses en el vientre de su madre, los peces hacen lo mismo en el mar. Maternal y compasiva promueve el bienestar de los hombres, alienta, da consuelo y lava la tristeza de los corazones. Como el océano, puede ser destructiva y violenta, oscura y profunda. Yemayá tiene varios aspectos o caminos, desde el más dulce y amoroso hasta el más mágico y profundo, goza del poder de la creación, de la destrucción y la regeneración.
Yemayá alimenta la semilla y la fuerza de todo lo que vive, sin ella, habría sólo caos y muerte. Por ella existe la vida y la esperanza.
Esta diosa nace de los ríos africanos del oeste, para ser precisos del río Oggún, el más grande de Nigeria. Originalmente vista como un espíritu de la naturaleza, un Orisha, Yemayá representó la fuerza natural femenina, y está en el grupo de los Oshas de cabecera.
Para los practicantes del antiguo Yoruba, el río era la fuente de agua más poderosa, por lo que se creía que era donde se originaba toda vida. Durante el tránsito al Nuevo Mundo, el pueblo Yoruba conoce el océano, mismo que se vuelve el símbolo de la diosa, la entraña del mundo, la protectora de la vida en el cambio. Como consecuencia de este viaje, Yemayá, la Madre Cuidadora, se convierte en la más prominente y venerada figura del Nuevo Mundo.
El culto hacia esta diosa surge en África y llega después al Nuevo Mundo; ahora también como la Virgen María, como la Virgen de Regla (Virgen de Madrid) y como la Virgen de la Inmaculada Concepción.
Sabiduría
Yo nutro, yo curo, toco, bendigo, consuelo y completo aquello que se encuentra incompleto. Me encuentro dentro de tí y necesitas mirar hacia tu interior para descubrir mi presencia eterna.
Símbolos
El objeto de poder de Yemayá es un agbegbe, abanico de plumas de pato o pavo real decorado con madreperlas y conchas. Un objeto hecho con pelos de la cola del caballo con cuentas azules y blancas.
Una campana que se suena, la llama.
La concha es su símbolo, y los peces son sagrados para ella.
Sus joyas son de cristal, de perla y de concha nácar.
Los animales asociados a ella son el pavorreal, el pato, los peces, la paloma, los pollos, los gallos, las serpientes y todas las criaturas marinas.
Las algas, el coral, las naranjas, las flores tropicales -en especial blancas y azules- las frambuesas, la sandía, el melón, la canela, violetas los berros...
Los jabones perfumados, la plata, las perlas, la concha nácar, la piedra de luna, el cristal de cuarzo blanco, la turquesa. Las telas, los encajes, los barcos, las plumas, los yams y los granos.
Sus colores, el azul, el blanco y el plateado. Vestida con siete faldas azules y blancas como el mar y los lagos profundos.
Su número es el siete, símbolo de los siete mares que provienen de su fuente.
Su receptáculo es una sopera o tinaja de loza de color azul o de tonalidades azulinas que contiene las otá (piedras especiales) que viven en el mar. Los atributos de Yemayá son 7 remos, 7 adanes (manillas), una corona, un timón, barcos, hipocampos, peces, conchas, corales, un Sol, una Luna llena, una mano de caracoles, una sirena, platos, un salvavidas, una estrella, una llave, una maraca pintada de azul, abanicos redondos, un pilón y todo lo relativo al mar de hierro, plata o plateado.
Celebrada el día 2 de febrero y el 31 de diciembre; el 7 y el 9 de septiembre y la noche anterior al Solsticio de Verano, cuando se ofrendan al mar barcas llenas con flores. Asociada con la Estrella del Norte, Yemayá también representa el día de Año Nuevo.
La tradición brasileña de la Candelaria, de encender velas la medianoche del 31 de diciembre, hace honor a Yemayá.
Ofrendas a la diosa
Para comunicarse con Yemayá y recibir sus bendiciones, es preciso escribirle una carta y ofrecérsela al mar.
Invoca a la diosa por medio de bendiciones, compasión, sabiduría, fertilidad, creación, riquezas, inspiración, maternidad, fuerza femenina, riqueza natural, hechizos de amor, de mar, de magia, deseos, rituales de fertilidad, hijos, sustentar la vida, quitar la tristeza, revelar misterios, adquirir sabiduría ancestral, proteger el hogar, aprender a no perder el propio poder y para calmar a los niños en crisis.
Puede ser invocada como Erzulie para la belleza, la buena fortuna y la buena salud. Como Yemoja para curar la infertilidad, como Yemana para que haya lluvia, como Emanjah para enseñar a los niños, como Yemayá Olokun para la magia de los sueños y para proteger a los bebés que todavía no nacen. Como Yemayá Ataramagwa en los hechizos de dinero. Invoca a Yemayá como Agwe para recibir afecto y bendiciones. Protectora de los ancestros, también venerada como la Madre del Mar, patrona de los pescadores, su símbolo la Luna creciente. Como Yemanja Afodo, protectora de los navegantes. En el Vudú Haitiano, se venera su figura de diosa Lunar, protectora de madres y niños.
Yemayá gobierna la superficie iluminada de los océanos, donde se concentra la vida, donde el agua se evapora para ser llevada a tierra firme por su hija Oyá (el viento) que la convierte en agua de lluvia para los cultivos. Olokun (descrito como masculino, femenino o hermafrodita) que representa la profundidad, la oscuridad y turbulencia del fondo del océano y el subconsciente, es su balance. Olokun demanda respeto, pero es Yemayá la diosa asociada a la creación y a la vida misma. Cuando sus aspectos duales, tales como el masculino y el femenino, el poder y la compasión se mantienen en equilibrio, se unen para ofrecer enormes regalos y energía ilimitada.
Yemayá nos recuerda que incluso las peores catástrofes pueden ser sobrellevadas, gracias a su apoyo. Podemos aprender a negociar las idas y venidas del cambio en nuestra vida con sabiduría, valor y gracia.

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